Al leer la obra El JUICIO FINAL, es importante tomar en cuenta el contexto en
la que fue escrita y también en su propósito. Se sabe que esta obra fue dirigida a una
audiencia indígena de la ciudad de Tlatelolco, por lo tanto la obra fue escrita
en Náhuatl. Pero la persona que escribió esta obra fue Fray Andrés de Olmos, persona
quien sólo estuvo expuesta a la lengua
Náhuatl por unos cuantos años, si tomamos por cierto que Olmos llegó a México
en el año 1528 y que su obra fue presentada en el año 1531-1540. Este tema está
para investigarse por la incertidumbre de cuándo la obra fue presentada. Quizá
es importante preguntarse: ¿cuánto tiempo toma aprender una lengua nueva, y
poder traducir una obra completa a esa nueva lengua? Es interesante intentar
analizar este contexto cuando tenemos a
un sujeto que intenta persuadir o influir
a una audiencia que habla un idioma diferente a l idioma natal del sujeto,
especialmente cuando esta nueva lengua de la audiencia es muy diferente a la
del sujeto, un idioma que hace poco que salió a la luz (hablando desde el momento
en el que se descubrió Tenochtilan hasta el momento en el que se presentó la
obra). Me parece difícil creer que la
obra presentó al cien por ciento sus
intenciones originales y que también fuera traducida efectivamente. Si la traducción entre lenguas de la misma
rama es difícil de hacer, es mucho más difícil de hacerlo entre dos lenguas que
no la son, ya que tienen muy poca similitud lingüística. Los lenguajes llevan
en si una carga cultural muy pesada y al decir algo en una lengua se puede
entender diferente en la otra, esto por los diferentes contextos culturales y
religiosos en las que estas lenguas fueron creadas.
Tomando en cuenta lo dicho, se puede imaginar una innumerable cantidad
de conceptos que intentaron ser transmitidos de la forma más Cristiana posible
pero que inevitablemente se trasmitieron conceptos mexicas por las restricciones
de la lengua. En la versión en español podemos captar un poco de este cambio,
se encuentra en la página 591 donde se usa la palabra “Mictlan” en vez de tal
vez “infierno”. Mictlan se conoce en la
mitología Azteca como el lugar donde la gente va después de morir. Aquí existe otra dimensión a la que tenemos
que poner atención ya que “Mictlan” e “infierno” no necesariamente son lugares
equivalentes, las definiciones de cada palabra van de acuerdo con las creencias de sus respectivos dogmas.
La muerte para los indígenas mesoamericanos de acuerdo a la enciclopedia
de Ximena Chávez Balderas (entra por el sitio de UNM para poder entrar a los
links):
La muerte para la religión cristiana de acuerdo a “New Catholic
Encyclopedia”:
Indudablemente aunque esta obra no
se presentó de la forma que se quiso se debió de por lo menos haberse transmitido
un miedo a los mexicas. Las escenas en
donde se les tortura a los que son rechazados por el hijo de Dios debió de haberles
asustado mucho a la audiencia indígena ya que más allá de la lengua se puede
entender claramente las expresiones emocionales de los humanos. Lucía fue un
personaje muy importante en la obra ya que fue la única humana que tuvo nombre
y a la que la obra presta mucha atención. Lucía se comportaba muy histérica porque
se fue al infierno. La audiencia recibe claramente el mensaje de que si no
sigues los mandamientos de tal “ideología” presentada en este drama, vas a
sufrir igual que el personaje de Lucía. Esto es lo singlular de las presentaciones
teatrales, se puede dar a entender que lo que fue representado es una situación
reiterada.
